En las sesiones de consulta en archivos, cuando tratamos de encontrar antepasados en un intervalo temporal y en una parroquia en concreto, nos encontramos a menudo con la dificultad de que si se trata de un pueblo pequeño. En estos casos la mayoría de sus habitantes son parientes y los nombres y apellidos que aparecen en cada libro se repiten continuamente.
Esta circunstancia, como en muchos otros pueblos, se producía a finales del siglo XIX y principios del siglo XX en Huerta de Rey (Burgos), donde predominaban nombres como Antonio, Juan o Carmen y apellidos como Molinero o Rica.
La existencia de tantos nombres y apellidos iguales complicaba incluso la labor del cartero, ocasionando problemas y confusiones con el reparto del correo, sucediendo algo semejante con Hacienda cuando llegaba la contribución.
La solución a este problema, llegó con la idea que se le ocurrió al secretario del Ayuntamiento y del juzgado entre 1890 y 1930, Adolfo Moreno, que le dijo al alcalde que podían recurrir al Martirologio Romano: el catálogo de los santos, beatos y mártires honrados por la Iglesia Católica.
Esta medida de carácter voluntario sugería la conveniencia de elegir nombres más raros o rebuscados para que no se repitieran tanto. Los padres iban a inscribir al bebé, el secretario cogía el Martirologio Romano, consultaba el santo del día y lo proponía. Otra opción era que los progenitores eligiesen el que más les gustase.
Así comenzaron a venir al mundo bebés que fueron bautizados y/o registrados con nombres como Austringiliano, Aureo, Burgundófora, Cilina, Cancionila, Clodoveo, Evilasio, Evodio, Especioso, Eufronia, Filogonio, Filadelfo, Gláfida, Hermógenes, Hierónides, Ilda, Marceonila, Merenciana, Meuris, Ninfodora, Plautila, Reineira, Sindulfo, Ursicinia, Ubiniano, Vistala o Walfrido.
Con el paso de los años, este municipio burgalés ha logrado ocupar un lugar destacado en la historia de la estadística por tener el mayor número de nombres propios raros de España y del mundo. Su Ayuntamiento tiene contabilizados alrededor de 400 nombres muy poco comunes y han elaborado un listado de nombres raros por orden alfabético.
Han celebrado un Encuentro Internacional de Nombres curiosos o raros y han conseguido inscribirse en el Libro Guinness de los Récords por concentrar a los vecinos con los nombres más raros.
Huerta de Rey nunca ha escondido esta peculiaridad que lo ha hecho único, y sus habitantes no han dudado en ofrecer sus testimonios cada vez que los medios de comunicación han acudido a interesarse por este caso tan particular. Uno de estos vecinos fue Sicilio, hijo de Adolfo Moreno, que continuó la tradición llamando a sus hijos: Tarsicio, Adolfo José, Ludovico Silvino, Filonila, Sicilio Marino, Rolando Bienvenido, Sira Auda y Tobías Wifredo.
Con el paso del tiempo la costumbre se ha ido perdiendo y la mayoría de los jóvenes tienen nombres convencionales e incluso “modernos”, aunque entre las nuevas generaciones también se siguen encontrando nombres raros como los de algunos nietos de Sicilio: Herón, Ibes y Oria.
Los vecinos de Huerta de Rey llevan en general con orgullo sus nombres. A algunos les encantan y disfrutan de esta particularidad, a la que además le encuentran más ventajas que inconvenientes, tales como recibir las cartas sin escribir ni la dirección, a veces sólo con el nombre, sin necesidad de añadir siquiera los apellidos.
Sin embargo, otros relatan las dificultades que les han surgido porque su nombre era difícil de pronunciar o de entender, y algunos reconocen con sentido del humor que su nombre en concreto les parece feo, y se hacen llamar por algún diminutivo, mote o por el nombre “no raro” en caso de tratarse el suyo de un nombre compuesto.
Lo que todos comparten son las anécdotas que les han surgido como consecuencia de tener nombres tan poco comunes, historias con nombre propio como la de un vecino llamado Firmo, que tras ser parado por un guardia para ponerle una multa, le solicitan que la firme, él escribe su nombre, interpretan que se trata de una broma y debe dar más de una explicación para aclarar el malentendido.
El caso de Huerta de Rey es tan especial, que ha servido incluso de inspiración convirtiéndose en protagonista de una campaña publicitaria de una conocida marca de bebidas. Los anuncios publicitarios que allí se rodaron, contribuyeron a seguir promocionando este municipio burgalés y atrajeron a más medios de comunicación al lugar. El mensaje del spot, muy sugerente, invitaba a creer en lo imposible, en la libertad que debería tener cada ser humano para decidir lo que quiere hacer en su vida, incluso poder elegir el nombre que quiere llevar, algo que nos viene impuesto.
¿Qué nombre te pondrías si pudieras elegirlo? El listado de nombres raros de Huerta de Rey sería un buen recurso… también puedes ver este listado de nombres antiguos recopilados durante nuestros estudios genealógicos.