Los índices en los libros parroquiales

Cuando nos enfrentamos a la búsqueda de datos de nuestros antepasados, podemos tener una ayuda excelente si contamos con un índice para dichos libros. Algunos de los viejos libros sacramentales ya cuentan desde muy antiguo con estos índices con muy distintos formatos.

Lo más habitual es encontrar índices por orden alfabético del nombre o bien del apellido. En el caso de libros de bautismo suele aparecer el nombre del bautizado y uno o dos apellidos, o incluso el nombre de sus padres, como pudiera ser por ejemplo: “Catalina García hija de José y Lucía González”, sobreentendiéndose que José se apellida García al igual que su hija, por lo que no se repite en el escrito su apellido.

Si se trata de índices de libros de matrimonios el criterio habitual es el mismo orden alfabético, en este caso referido habitualmente en primer lugar al nombre del marido, y a continuación el de la esposa.

Para los libros de defunciones fundamentalmente sería la misma idea del de bautismos, si bien en el caso de niños puede que aparezca la expresión “un párvulo hijo de….” en lugar del nombre del niño.

Otra posibilidad es que el índice sea cronológico, apareciendo los nombres en el mismo orden que están en el libro al ser la fecha (de más antigua a más moderna) el criterio de ordenación. Este segundo tipo de índice puede resultar más incómodo que el anterior cuando desconocemos la fecha del hecho, pero al menos es más rápido que tener que ir pasando hoja por hoja todo el libro a la búsqueda de nuestro antepasado.

En la búsqueda en dichos índices será aconsejable fijarnos no sólo en el nombre sino también en los apellidos. En ocasiones no hay manera de que aparezca nuestro antepasado directo, y sin embargo nos tropezamos con otras personas que tienen los mismos apellidos, con lo que si coinciden los padres puede que nos proporcione datos de los abuelos, de forma que nos permiten avanzar una generación más.

Incluso es posible encontrar índices estructurados por linajes o familias. 

Evidentemente estos índices no son perfectos, y puede ocurrir que ese antepasado que no aparece en el índice sí que aparece en el libro, por lo que no podemos descartar si no está en el índice que haya habido un descuido. La recomendación, por tanto, sería revisar el libro hoja a hoja por si ha ocurrido un error de este tipo. Puede suceder incluso que la persona haya adoptado como nombre el de su abogado (santo al que se encomendaba al bautizado), de forma que de nuevo unos mismos apellidos pueden en este caso conducirnos exactamente a la persona que buscamos.

Los índices antiguos no tienen una ubicación fija, y si bien lo más habitual es que se encuentren al principio del libro, puede que también los encontremos al final o en unas hojas intermedias; incluso no es raro que se encuentren en cuadernillos anexos al libro o en libros aparte exclusivos para índices.

También nos podemos encontrar índices modernos, hechos a mano o con ordenador, con todos estos tipos de criterios de ordenación, cronológicos, alfabéticos por el nombre o por el apellido. En cada caso como siempre nos tocará adaptarnos a lo que tengamos.

Ya por último puede que existan bases de datos informatizadas, bien particulares o públicas, que recojan los datos que buscamos, incluso por internet como FamilySearch, que facilitan la búsqueda ya que permiten ampliar nuestro radio de acción a otros pueblos, encontrándonos a veces con sorpresas sobre dónde nace, se casa o muere nuestro pariente en el caso que por alguna razón no fuera en el mismo pueblo, encontrándonos más de una vez movimientos migratorios insospechados, que sin estas bases de datos serían muy difíciles de localizar.

Abueling

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  • Muy buenos consejos. ¡Gracias!
    Cabe añadir, sin embargo, un problema que puede ser frecuente, inadvertido, y que puede entorpecer o incluso hacer embarrancar del todo una investigación:
    No tener en cuenta grafías diversas de un mismo linaje que, si afectan la primera letra, pueden aparecer indexadas en la lista que no esperamos:

    alternancias entre B / V, entre C / S / Z / Ç, entre con H o sin H; entre J / G / X / CH; incluso entre B / M, y aun otros casos

    (Sardà / Cerdà; Venegas / Benegas, Voltor / Bultó; Hortet / Ortet; Jiménez / Giménez / Ximénez; Julià / Chuliá; Bargalló / Margalló; etc.)

    También apellidos con partículas antepuestas, que pueden estar aglutinadas o no, indexados por la partícula o por el apellido propiamente dicho...:

    Huerta (De la) / De la Huerta / Delahuerta;
    Sala (La) / La Sala / Lasala / Lassala;
    Fortesa (Sa) / Sa Fortesa / Safortesa / Ça Fortesa / Çafortesa / Zafortesa / Za Fortesa;
    etc.

    • Hola, Raimon.
      Efectivamente las variaciones en la escritura de un mismo apellido pueden jugarnos malas pasadas si no las tenemos en cuenta durante las búsquedas.
      Muchas gracias por tu aportación, un saludo.

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