¿Hasta dónde se puede llegar en un estudio de antepasados?

¿Hasta dónde se puede llegar? Esta es la típica pregunta que todo el mundo hace y como casi siempre la respuesta es “Depende….”.

¿De qué? Pues básicamente de la documentación que se conserve relativa a tus antepasados.

Algunas personas se maravillan cuando leen la historia de alguien que dice ser descendiente del mismísimo Cid Campeador o de cualquier otro mítico personaje medieval.

Sin entrar a valorar la veracidad de estos casos – que de todo hay – lo cierto es que la mayoría de nosotros descendemos de lo que podríamos llamar “el pueblo llano” pero no por ello nuestros antepasados dejan de merecer un lugar en la historia o como mínimo, el homenaje que sus descendientes les debemos por el simple hecho de habernos permitido existir.

Todo el mundo puede tener su árbol genealógico

Ya sea que nuestros ancestros fueran campesinos o nobles acaudalados tenían una cosa en común: la religión, y precisamente fue la Iglesia Católica el estamento encargado durante siglos de llevar un registro de los hechos vitales de la población, como son los nacimientos (que se desprenden de los bautismos), los matrimonios y las defunciones, antes de que esa función pasase a desarrollarla el estado.

Aunque algunos párrocos ya lo hacían desde años atrás y otros no comenzaron hasta un tiempo después, fue a partir del Concilio de Trento el Concilio de Trento (1545-1563) cuando la Iglesia estableció la obligación de registro de libros sacramentales en todas las parroquias.

Hay que recordar en este punto que los Registros Civiles no comenzaron a funcionar en España hasta Ley que promulgó su creación en el año 1871.

Así que en principio, podríamos establecer que en la mayoría de los casos es factible el rastreo de nuestro árbol genealógico hasta mediados del siglo XVI, fuera cual fuera la posición social de los antepasados.

Ahora bien, no todo son buenas noticias.

Destrucción de archivos parroquiales

La realidad es que en la práctica no todas las parroquias conservan documentación tan antigua debido a diversos motivos. La principal causa de destrucción de los libros de actas en España es la Guerra Civil (1936-1939), pero también desaparecieron libros en otros conflictos bélicos, incendios, inundaciones, robos, etc…

La suerte que tengamos en nuestro estudio de antepasados en lo que se refiere a los lugares que habitaron nuestros ascendientes determinará también hasta dónde se puede llegar en el tiempo.

No obstante existen otros factores que pueden dificultar la reconstrucción de la historia familiar, aún existiendo documentación suficientemente antigua.

Hijos naturales, ilegítimos o expósitos

Las circunstancias propias de la filiación del ancestro, por ejemplo en el caso de personas nacidas sin existir vínculo matrimonial entre sus padres, dificultarán también el rastreo del linaje. En estos casos, a no ser que el padre biológico haya reconocido a la criatura como propia, la rama paterna quedará cortada en la investigación genealógica, puesto que ningún documento citará al padre ni a los abuelos paternos.

En el mismo sentido, un antepasado expósito, es decir, abandonado o cedido a un orfanato, iglesia, convento, etc… implicará una barrera insalvable para el árbol genealógico, salvo aquellos casos en los que se conserve algún tipo de escrito que identifique a sus padres y permita seguir avanzando en la genealogía familiar.

Otras vías para la búsqueda

Pero aunque además del Registro Civil, los registros parroquiales son el origen principal de información en cualquier estudio genealógico, tampoco la antigüedad de los libros sacramentales que se conserven marca inevitablemente el límite, ya que es posible que existan documentos más antiguos que abran otra vía de investigación.

Afortunadamente existen muchas otras fuentes de información válidas para la indagación genealógica, entre las que podemos citar las siguientes:

–          Padrones y censos de población

–          Escrituras y protocolos notariales

–          Expedientes académicos

–          Expedientes militares

–          Expedientes profesionales

–          Registros de inmigración

–          Listas de pasajeros

–          Libros de cofradías religiosas

–          Listados de quintas

–          Documentación judicial

–          Prensa histórica

La antigüedad de estos documentos dependerá del caso concreto y obviamente no todas estas fuentes estarán disponibles o serán útiles en todos los casos, pero conviene tenerlas en cuenta sobre todo cuando haya que buscar una vía de investigación alternativa a los libros eclesiásticos o si se desea complementar la información extraída de estos.

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Abueling

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