Mucho se ha escrito sobre los grandes protagonistas de la Historia, pero menos se sabe de la gente anónima y de las huellas que dejaron entre nosotros. En estos casos, la genealogía y la historia van de la mano, se complementan, se ayudan y ofrecen respuestas, en este caso al origen de algunos apellidos extranjeros en España.
Entre los motivos por los que personas de varias partes del mundo llegaron a la península ibérica se encuentran:
Los conflictos bélicos:
Durante la Guerra de Sucesión (1701-1713) muchos extranjeros lucharon tanto en el bando del archiduque Carlos como en el del futuro Felipe V. Estaba en juego el trono de España y muchos intereses por parte de los países europeos. Algunos de estos combatientes, tras la guerra, se instalaron en España.
Probablemente el personaje más conocido sea James Fitz-James Stuart, antepasado de la duquesa de Alba Cayetana Fitz-James Stuart.
Por sus servicios a Felipe V en la guerra fue nombrado Duque de Berwick y de Liria y llegó a ocupar altos cargos en los ejércitos y en la administración española.
Pero hubo muchos más:
Uno de ellos fue el caballero irlandés Patrick O’Moran. Nacido en Jamestown (Irlanda), hijo de Jerome O’Moran y Catherine Mulay. Según John O’Hart en su obra “Irish Pedigree”, las raíces de esta familia se remontan hasta los primeros reyes irlandeses. Fue capitán del Regimiento de Dragones formado por exiliados irlandeses y creado en 1703 por Daniel Mahony, general borbónico que inauguró así la presencia de irlandeses en la caballería española. Patrick fue nombrado teniente de la plaza de Denia (Alicante), donde murió en 1714, y gracias a su cargo de gobernador y comandante de Gandía (Valencia) entró en contacto con las familias más importantes de la ciudad y se casó en 1708 con Teresa Avargues, procedente de una de las familias enriquecidas de finales del siglo XVII.
La saga de los O’Moran, que en algún momento del siglo XVIII pasó a ser Moran, intervino activamente en la vida de las ciudades que los acogía y se comportaron como los nobles o ennoblecidos de la época. Así, pertenecían al reducido grupo que formaba una élite que defendía sus privilegios, compraban títulos nobiliarios para acceder a cargos públicos y participaban en los actos públicos de la ciudad para afirmar así su posición social. Además eran ciudadanos respetables con un gran patrimonio, emparentaron con las familias más importantes de la época y en sus diversas ramificaciones se instalaron en Xàtiva o Ibi, entre otras poblaciones levantinas. Entre sus descendientes se encuentra un general carlista, algunos alcaldes, un abogado de los Reales Concejos y un capitán de Voluntarios Honrados.
Motivos económicos:
Por ejemplo, atraídos por el comercio español con América, algunas familias inglesas se instalaron en Andalucía para exportar los vinos andaluces, crear imperios comerciales y arraigar. Son los casos de los apellidos extranjeros Terry, Byass, Domecq y Osborne.
Así, a finales del siglo XVIII Thomas Osbone Mann dejó su Exeter natal en Inglaterra para empezar una vida mejor en otro lugar.
Se desplazó a Cádiz, desde donde se exportaba vino a las islas británicas, y se asoció con dos compatriotas para fundar unas bodegas. Allí se casó con una de las hijas del aristócrata alemán Juan Nicolás Böhl de Faber, padre también de Cecilia, conocida en el mundo literario por el pseudónimo de Fernán Caballero. De entre todos los descendientes actuales de Thomas, tal vez el más conocido sea Bertín Osborne, cantante y presentador de televisión.
Así, aunque la imagen del toro usada como logotipo de la marca se haya convertido en un símbolo español, paradójicamente en realidad hace referencia a un apellido de origen inglés.
Cuestiones religiosas:
Un caso curioso, el origen del apellido Japón:
A principios del siglo XVII una expedición japonesa, liderada por Hasekura Tsunenaga visitó al Papa en Roma para conseguir apoyo para los japoneses convertidos al cristianismo. A la vuelta de su viaje, algunos miembros de la expedición decidieron quedarse en Coria del Río (Sevilla) donde podían manifestar su fe sin peligro y arraigaron en la zona.
Evidentemente, para los habitantes de la zona fue más fácil convertir el país de origen de los visitantes en apellido que escribir y pronunciar sus apellidos originales, de modo que sus descendientes pasaron a tener el apellido Japón. De hecho, los amantes del fútbol recordarán a un árbitro conocido por sus apellidos: Japón Sevilla, descendiente de aquellos primeros expedicionarios.
Estos son sólo unos ejemplos de muchos apellidos como Bécquer, Boyer o Merle que se integraron en la tierra que los acogió.
¿Conoces la historia de algún otro apellido extranjero en España?
Domecq es de origen francés del sur